
Los tratamientos estéticos sin cirugía ganan más adeptos cada día
El lifting es una palabra derivada del verbo americano lift, que significa levantar y es usada para determinar los procedimientos en que los tejidos necesitan ser reacomodados a sus lugares de origen, una vez que hayan sufrido la acción de la gravedad y del tiempo, asociado con la disminución de la actividad del colágeno que causan la ptosis de los tejidos, o sea, la flacidez de la piel.
La toxina botulínica conocida como Botox®, es muy utilizada para el lifting facial, dado que relaja la musculatura, disminuye líneas de expresión y arrugas dinámicas, como por ejemplo levantar las cejas, siendo más usada en las arrugas de la frente y en el área de los ojos, más conocida como "patas de gallo".

La utilización de rellenos es indicado para los surcos y para dar volumen en áreas específicas de la cara, mejorando el contorno facial, corrigiendo el famoso "bigote de chino", entre otros, dependiendo de la necesidad del paciente.
Diversos productos forman parte de las técnicas de rejuvenecimiento facial y se utilizan para estimular la producción de colágeno.
Los inyectables son ideales para aplicar en las siguientes regiones: cara y cuello.
El ácido hialurónico, los hilos tensores o los hilos revitalizantes son algunos de los productos que pueden ser utilizados para dar un "efecto lifting" de carácter ambulatorio y no quirúrgico.
Los tratamientos con hilos tensores o revitalizantes estimulan además la producción de colágeno y son una de las técnicas más utilizadas en clínicas de estética; por ser un procedimiento simple realizado por profesionales del área de la salud habilitados para tales procedimientos.
El "efecto lifting" ocurre después de un determinado número de sesiones indicadas para cada paciente.
No hay necesidad de reposo después del procedimiento, sólo algunos cuidados menores.